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Un ciudadano en Berlín (1934-36), Antoni Sobanski

 


"Un ciudadano en Berlín  (1934-1936)"

Crónicas sobre los comienzos del terror nazi

(Cywil w Berlinie) 

Antoni Sobanski

Confluencias editorial 2017, 236 págs.


Antoni Sobanski (1898-1941), polaco de buena familia y emparentado con la nobleza, que ocasionalmente ejerció de periodista. En 1934 y 1936 realizó dos crónicas de sus viajes a Berlin para el semanario de Varsovia "Noticias Literarias" (Wiadomości Literackie) activo de 1924 a 1939.

Sobanski era un hombre muy cosmopolita que hablaba seis idiomas y conocía Berlín de viajes anteriores, donde además tenía bastantes amigos. Le gusta Alemania y los alemanes, considera Berlín una especie de capital cultural de Occidente, frente a una provinciana Polonia.

Su visión es francamente curiosa y sorprendentemente más rica que lo que podemos ver en los documentales filmados habituales. Por ejemplo cuando nos habla de toda la clase de uniformes que pueden verse por la calle, toda la población aparece disfrazada de una forma o de otra.

Como extranjero intenta captar la gran cantidad de matices de una sociedad que está cambiando de forma radical. Él entiende que se trata de una "revolución" tipo Unión Soviética, nada que haga pensar en un inicio de la segunda guerra mundial. Nos ofrece detalles muy contrapuestos. Por un lado trata de entender y asumir los cambios, cuya parte negativa espera se superarán con el tiempo. Y por otro ofrece otros detalles de verdad muy inquietantes que de momento son aceptados por la sociedad, por miedo y como mal menor.

El autor asiste a eventos muy importantes, entre ellos a uno de los congresos anuales del partido nazi en Núremberg y a pocos metros de Hitler. No duda en expresar su desdén por el caudillo y toda su camarilla, lo que no le impide valorar la capacidad de puesta en escena teatrera.

Sobanski nos recuerda que en casi toda Europa se están produciendo grandes cambios sociales controvertidos como resultado de la revolución rusa (comunistas frente a fascistas) y la primera guerra mundial. Alemania es tan solo uno de esos países, que además se encontraba en una situación límite de asfixia económica y necesidad de recuperar su autoestima.

Sin duda estas crónicas son muy valiosas porque aportan un punto de vista poco habitual, muy impresionista y variado. Además lo hace con mucha ironía (al principio), algo solo admisible en una fecha tan temprana de los hechos, pero que aporta un distanciamiento saludable, porque somos nosotros mismos quienes valoramos el mal entre tanta ridiculez. Porque "el mal" no solo es banal, sino profundamente ridículo.

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